viernes, 26 de noviembre de 2010

WRC

HACE 5 AÑOS DESAPARECÍA UN GRAN CAMPEÓN


Richard Burns peleó duro durante cuatro años de su vida, con el tumor que por dentro corría contra él. Era el rally más duro de su vida…como abrir el camino en las pruebas oceánicas, donde la granci lla transforma en jabón a los caminos.

Burns no tenía problemas en enfrentarlo. Lo llama ban Ricardo Corazón de León comparando su grandeza con la del épico luchador del imperio británico. Fue ese corazón el que dejó de latir cuando ya el colorado se había demostrado a sí mismo que era el mejor. Junto a Colin McRae son los únicos británi cos Campeones del Mundo, pero Burns es el único inglés en haberlo logrado.

Al troncharse su vida prematuramente…se clausuró un futuro profesional no mensurable. Su juventud, su experiencia en equipos oficiales como Mitsubi shi, Subaru y Peugeot, definían potencialmente a un grande, que después sintió pánico cuando en los preparativos para el RAC del 2003, se desmayó lue go de un test previo justo cuando llegaba a la asistencia.
Certificado su mal a las pocas horas, cuentan sus allegados que lloró durante mucho tiempo en su hotel y que tras catalizar su angustia, bajó al lobby y pidió que lo dejaran correr, imponiendo a todos de su problema. 

Sabía que esa era su última carrera –al menos por un tiempo prolongado- porque los médicos le habían anticipado la imposibilidad de seguir conduciendo.

Desde ese momento Burns comenzó a ser un recuerdo y su ausencia era notoria por sus virtudes persona les. El día que su novia anunció al mundo que Ri chard Burns se convertía en recuerdo, fue uno de los pocos años en que el RAC no cerró el campeona to mundial.

Todo parecía raro. En Australia cerraba el certa men con victoria de Duval. En su último RAC, Ri chard Burns dejaba el volante y vencía Petter Sol berg. El Peugeot 307 todavía no era fiable y Burns había brillado en Finlandia escoltando a Marcus Gronholm y en Alemania donde ganaba Sebastien Loeb.

Había escrito una historia dentro de la historia, desde el lejano día de 1986 en el que su padre lo anotó en una escuela de conducción deportiva, el año en que realizó su sueño de correr un Talbot Sumbean igual al de su ídolo Henry Toivonen.

Hoy, la Fundación Richard Burns sostiene el recuer do del hombre que en su lecho de enfermo, se prepa raba para el rally que solo podía ver por televi sión….y al que lamentablemente nunca volvería.


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